Aprende a MirARTE

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A mí me cuesta poco estar con mis demonios, no sé, los conozco tanto que he empezado a ponerles nombre, y lo que he descubierto es que mirándolos de frente me siento más libre. Es irónico, pero hay una potente herramienta en decirte a la cara que es aquello que no te gusta de ti. No digo que sea fácil, es un viaje difícil y quizás, eterno, pero también un acto de valentía que te premiará con tu libertad.

Desde que empecé a jugar con la fotografía me hice más consciente de que hay épocas en mi vida en las que he evitado mirarme. Incluso ahora, teniendo esa consciencia, a ratos, no me miro. Me descubro a mi misma maquillando mis cicatrices por vergüenza al que dirán, como si eso importara lo más mínimo, me sorprendo intentando ser la que creo que esperan que sea, me molestan mis miedos, culpo afuera y no me enfrento, pero esto nunca, jamás, acaba bien.

 Quizás pienses que el peso de los estereotipos, las ridículas tallas de ropa y una sociedad machista, consumista y fan del aparentar, no es el mejor de los escenarios para sentirte bien en tu cuerpo corriente o en tu normal forma de ser, pero ¿sabes? esto es solo una excusa fácil para evitar mirarte y enfrentarte a ti.

Y lo es porque la mayoría del tiempo estamos hacia fuera. 

Nos pasamos media vida buscando gustar, y la otra media castigándonos por no hacerlo.

Y lo más curioso es que no tenemos ni idea de lo que los demás piensan en realidad, por lo que esos juicios son solo, única y exclusivamente nuestros.

 Deja de mirar lo que pasa fuera de ti, nadie más es culpable de que no seas feliz.

 ¿Qué opinas tú de ti?

¿Te gustas?

¿Te sientes bien en tu cuerpo, en tu piel, en tu mente, en tu alma, en tus relaciones, en tu ropa, en tu hogar?

¿Qué es lo que no te gusta?

¿Te lo has dicho sinceramente alguna vez?

¿Qué te impide cambiarlo?

 

No te voy a mentir, creo que no te puedes gustar siempre, no como te gusta esa persona a la que hasta sus cicatrices te parecen arte, la idealizas.

¿Y sabes qué?

Tu eres ARTE.

Y hasta que no empieces a mirarte de verdad, dispuestx a enfrentarte a tu luz y a tu oscuridad, a lo que te gusta y a lo que detestas, a lo que eres y a lo que aparentas ser, no serás capaz de encontrarte a ti.

 Y si nunca te ves, si nunca te dices la verdad, aunque duela a raudales, nunca verás que ya eres esa persona que sueñas ser y que simplemente te escondes detrás de tus juicios y tus miedos.

La tienes encerrada en ti. Déjala salir.

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Esta sociedad tendrá mil defectos, pero nadie te obliga a ser como eres. De echo, siento que somos muy libres en esa elección y que tu tienes la capacidad interna de ser mejor que la mejor versión de cualquier persona a la que admires profundamente, porque a esa persona solo tú la ves así, todo lo que crees es una proyección de tus propias vivencias, juicios y carencias.

Así que acepta que nadie es tan perfecto, pero si tan libre de ser como quiera.

 Se libre de aceptarte como eres. Se libre de dejar de juzgar. Se libre de mirarte y verte. Se libre de vestir como te sientas bien, se libre de bailar bajo la lluvia, mover los muebles de sitio, bañarte sin ropa en el mar o de hacer aquello que para nadie más tiene sentido.

Haz simplemente lo que te despierte, lo que te conecte, lo que te haga sentir orgullosx de ti.

Pero sobretodo se libre de cambiar, de crecer, de mejorar, de dejar de hacer o de empezar a hacer todo lo que necesites para sentirte tú.

Aunque experimentes incomodidad, aunque creas que te van a juzgar, aunque el miedo te paralice, aunque en el proceso te vuelvas a caer un millón de veces.

 

Sigue.

 

Porque no hay nada más importante y poderoso que estar contigo.

Nadie ni nada te va a completar más que tú, así que deja de buscar fuera lo que ya tienes en ti.

 Simplemente, atrévete a mirarte.

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