Hoy la dejo disfrutar.
Cornellà, la Patri de Mayo 2020
Mientras sigo interpretando el papel que me dieron y acepté, y me peleo en voz baja con aquella que por dentro soy.
Mientras busco la manera de llegar a algún sitio que aún creo que es el destino, aprendo que cada día es un destino.
Mientras la frustración se hace enorme y la transito cada vez con más normalidad, encuentro un resquicio de lucidez.
Entonces, y solo entonces la dejo disfrutar.
Sonrío mientras la abrazo con firmeza, intentando ser, por un rato, esa adulta que siempre necesité, y le digo:
¿Lo ves? No estaba tan lejos la vida que soñabas.
La dejo recorrer el lugar donde vivimos con la ilusión de una niña… la dejo entusiasmarse y sentirse enormemente agradecida por lo que tiene hoy, la dejo marcar con colores, algunos checks de su lista de sueños, la dejo acurrucarse en el amor que construye cada día conmigo, consigo misma, dejo que use la inspiración como estilo de vida, sin vergüenza ni juicio, dejo que se sienta profundamente realizada acompañando a otras mujeres a conectar con ellas, a renacer, le dejo que escriba estas letras y dejo que se lo crea.
Porque sí, he tachado muchas cosas de mi lista, pero aún no me he desecho de todo el disfraz y, demasiado rato me prohíbo verlo con claridad, y sigo exigiéndome innecesariamente, sigo pidiendo demasiadas veces perdón, y cuando me despisto mucho, también pido permiso….
Lo asumo. Lo abrazo y sigo buscando esos resquicios de lucidez que aprovecho para dejarme ir, para anclar en forma de estilo de vida, y para empezar a disfrutar de lo que ya he conseguido, y dejo que esta Patri de hace tres, cinco, diez años, alucine de felicidad por estar en esta parte del camino, en esta vida que tan lejana imaginaba, con esta seguridad en sí misma, con tanto amor bonito y sano alrededor, con un camino interno que le hace sentir orgullo máximo, con un trabajo que la emociona cada mañana, con tanta suerte buscada y elegida, con tanta fuerza para seguir construyendo(se).
Simplemente, hoy, la dejo disfrutar.
